Amílcar debe salir en los créditos. Sería el colmo. El
filme no lo he visto. Tampoco sé si tenga ganas de verlo, porque Amílcar no es
santo de mi devoción.
Ojo, que no me ha hecho nada, mucho menos yo a él.
Sólo que no me gusta su arte. Punto.
En los créditos, Amílcar seguro sale. La ‘buena fe
se presume’ y asumo que sí. Habría que ver ¿dónde?
El lío es otro. En la nada despreciable campaña
promocional de Esteban, ‘ópera-prima
de Jonal Cosculluela’, Amílcar sencillamente no aparece. ‘Dicen’, que ‘lo
llevaron’ al Canal Habana. Yo no lo vi. Si ha aparecido en otros espacios, no
lo sé.
Lo que sé es que se habla del director (¡faltaba
más!), se habla de RTV (¡por Dios!), ¡hasta de Chucho Valdés! que es un nombre
y un gran plus para la obra, pero sigue sin ser el artífice de su espina dorsal:
el libreto.
¿Qué quién es Amílcar? Claro que Ud. no lo conoce,
porque Amílcar lo ‘único’ que hizo fue escribir el guión del filme…
Bueno, malo, regular, todo audiovisual empieza en el
guión. Pero en Cuba, ese axioma, a juzgar por este y muchos otros casos, no
funciona.
Las películas, series o novelas, fluyen ‘solas’. Por
partenogénesis. Por imperiosa y a veces imprecisa acción del Espíritu Santo.
No bastan todos los dramas de la escritura – los que
no salen en pantalla. Para colmo tenemos que asumir la suplantación de
paternidad e identidades, como en el peor culebrón de Televisa.
Hasta Rolando Pérez Betancourt, maestro de la
crítica, asume el ‘milagro’ de generación por cuenta propia… ¿Qué mal habremos
hecho?
Toda la prensa al respecto, se hace eco de Jonal que
hace una mención intra incidencias. Sólo Miguel Moret (Tribuna de La Habana) refiere en algo al que escribe.
El propio sitio del filme (foto), le da el crédito en el lugar ¡# 9!,
después del abultado equipo productivo. Que dudo que haya puesto plata suya,
aunque la habrá sacado a la palestra.
Si fuera un hecho aislado, podríamos pensar que es
una divergencia [más] entre el realizador y el guionista. Pero, la historia es
de larga data y amenaza con seguir ‘por siempre’.
En la actual Latidos compartidos, también coescrita
por Amílcar, toda la ‘gloria’ se queda en la aljaba de Consuelo. Amílcar fue a
23 y M y aparece – en discurso indirecto – en toda posible entrevista. Pero continúa disimulado en la sombra…
Cuando lo digo: en Cuba hacen falta guiones, pero no
sus guionistas.
PS. A ver si un día puedo generar El Gran Resumen de
los Dramas del Guión en Cuba…
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