La sal del paraíso – primeras impresiones
Por: Antón Vélez Bichkov
Las novelas cubanas no logran equilibrio entre el ‘qué’
y el ‘cómo’. La que presenta buena cara en lo dramático, es un desastre en la
realización y la que se realiza mejor, cojea en su contenido, tratamiento y
otros aspectos. Variables y combinaciones sobran. Así como opiniones en pro y
en contra.
La
sal del paraíso, estrenada el martes pasado en
Cubavisión, está en ese caso. Con diálogos orgánicos, una cámara un tin más
viva que la anterior e historias que pueden parecer inquietantes, tiene la peor
escenografía posible y una línea temática poco definida, al punto que en dos
capítulos no queda claro a dónde va la historia.
Las guionistas Yaíma Sotolongo y Emilia Liñero
presentaron una ensalada de problemas, no un relato y su secuela.
Si al menos el equipo nos diera una pista. Pero no.
La mala moda de ‘no adelantar nada’ no sólo va en contra de la lógica
promocional del mundo, sino que no ayuda a explicar productos generalmente mal
narrados.
La veta ‘periodística’ parecía erradicada del
horario. Pero volvimos a ese estilo de telenovela demasiado preocupada por el
cotidiano en detrimento de la diversión.
El pobre dominio de la gramática novelera no sólo
transforma el espacio en el gran saco en que no sólo caben todos los temas,
sino que arropa todas las formas. En el pasado, eso llevó a híbridos genéricos,
que causaron un mar de turbulencias en el público.
Esta parece ir por el mismo camino. Falta esa pisca
de ‘sal’ que sazona toda buena telenovela y una mirada femenina – sin caer en
sexismos bobos – sobre asuntos tan escabrosos.
La sal... abre con bellas tomas de La Habana y un
texto filosófico bastante impostado, pero acto seguido decae ante la
precariedad de su imagen. Es demasiado fuerte el contraste entre las
transiciones y los colores en escena, que van de tenues a opacos.
Para una ficción que pinta sombría sería
coherente... si no fuera resultado de una obvia carencia de recursos.
El agromercano – al parecer un personaje fijo del
melodrama a la cubana – ¡¿en estudio?! ya es demasiado...
Como demasiado es ver otro medio-vidente haciendo
predicciones sin ton ni son (Roque Moreno, aquí escandalosamente teñido de
rubio) y un elenco casi copiado de ofertas previas.
Parece que trabajaran por turnos. Caras de Cuando el amor no alcanza descansan,
mientras están las de Latidos compartidos al aire.
Y aun así vemos en reiteración inmediata a Jorge
Martínez, Fernando Echevarría y Claudia Álvares, cuya inmadurez histriónica
quedó evidenciada en la anterior y ahora la vemos ¡de protagonista!
Las competentes Yerlín López y Beatriz Viñas vienen
de La otra esquina. De 'allá' viene
el propio Moreno y algún que otro nombre.
Es un reparto más que abultado, para reconocerlo
sólo por los créditos (curiosos y al mismo tiempo ‘raros’).
60 actores para apenas 65 episodios es un exceso no
sólo de índole económica, sino artística.
Ante asesoras tan ‘exigentes’, cuyo preciosismo roza
la exageración, errores así de garrafales no son nada tolerables. A su alto poder
de decisión y no siempre sustentada competencia, se debe la mayor parte de
todos estos baches que, para nuestro pesar, no son salvables.
PS. Lo mejor hasta ahora es el título y el juego de palabras que se hace en la presentación (foto)
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