Latidos compartidos: Conmigo no, con la nganga


Por: Antón Vélez Bichkov


Con mucha mejor factura, pero con la misma tibieza de la anterior, se estrenó Latidos compartidos, la nueva telenovela cubana. Para un capítulo meramente informativo la información fue bastante escasa: datos fragmentados, situaciones por la mitad, alguna que otra elipsis que, no sólo evitaron los pocos momentos de ‘tensión’ (a la cubana), sino impidieron al menos fijar los nombres de los personajes. 

El canon de la telenovela sin telenovela se ha agotado y a pesar de la ya férrea competencia del Paquete o Multivisión la Redacción prefiere debutar sin emociones. Como en la vieja escuela, austera y sin muchas pretensiones. 

No puedes empezar con los personajes bufos y no pautar la historia, que no será la gran cosa, pero seguro tiene una que otra carta bajo la manga.

Menos, cuando hablamos de un bufo de verdad, con un guajiro de súper-patillas y pantalones por encima de la cintura que ya no existe ni en los manuales de la abuela.

Si el pollo del arroz con pollo es strictu y lato sensu la rivalidad entre La Tropical y La Vereda, hay que presentar ambas paladares y no conformarse con el bobo detonante de la riña de sus dueñas, en que resonó una de las más pueriles frases ya dichas en la TV Cubana: ‘conmigo no, con la nganga’, no sólo proferida sin ton ni son, sino por la actriz equivocada. A Ariana no le caen los dicharachos. No es ese tipo de chica, aunque insistan en darle papeles de chusmita.

Además ¿a qué vino el ataque, si todo indica que Máiquel Yúnior, hace tiempo anda con Omaida – tanto que su hijo ya lo odia y lo excluye cotidianamente de los momentos en familia? Sin contar, que ‘luchando al negrón’, la ‘empresaria gastronómica’ se revuelca con un anémico Doimeadiós (que la ha cogido el gustico al melodrama), escondiendo de él sus ‘salpafueras con la otra’. 

Tampoco está claro cómo el médico – que llega y ni siquiera coge vacaciones – no sabe que su mujer no regresó de España. Bien difícil en un mundo sin comunicación, pero con Facebook, en que los primeros indiscretos son aquellos que se quedan.

Nunca nos dijeron el motivo de la prisión del ‘padre pródigo’. Y el tema de los Testigos de Jehová – primera innovación formal, la otra son los gays sin drama – sólo fue insinuado.

Obvio, con el asunto hay que hilar fino. Pero lo que sería un plus para un capítulo sin miaja, quedó en la discreta renuencia hacia la pañoleta del pionero y par de reacciones improbables. Tanto cuando cede sin esfuerzo, como cuando acepta a un ex convicto sin un atisbo de censura. Será que los de ahora han cambiado… 

Hay que ver lo que dice cuando le arroyen al hijo (si lo arroyan), por dejarlo hacer lo que ella (o su Dios) no quería. Mensaje muy ambiguo para haberlo pasado por alto.

La presentación, bonita y trabajada, no dice mucho de Latidos… Ni el ying & yang erótico, mucho menos la secreción ‘extraña’ que cierra antes de salir el logo… da idea de lo veremos luego. Puede que sea ese el leitmotiv del drama, pero no parece.

También valdría leer los créditos, enrevesados y pequeños, que no dejan ver a los responsables del guión aunque sí resaltan a los directores. Típico en la TV Cubana.

La fotografía es un punto alto, muy a pesar del formato 16:9. No es poniéndole dos rayas negras, que se resolverá cualquier carencia de la imagen. De la escenografía no se puede hablar, porque el serial fue grabado por completo en exteriores.

Ya las actuaciones, padecen idéntica escasez de situaciones y texto. Los mismos dialoguitos telegráficos, sin color, con ese cubaneo insulso, por ejemplo, a la hora hablar de la comida (una de las tres ‘c’ del cubano).

Algunas inflexiones denuncian la inseguridad del intérprete o una falta de guía. El actor sencillamente no sabe lo que debe hacer o cómo redondear una frase, porque el libreto no lo dice y el director no lo orienta.   

En el elenco, hay dos o tres selecciones acertadas. El resto, fuera de rol o tipo. Vamos a ver cómo le va a Pancho en la TV. Creo que es su debut ‘en grande’. No tenemos heroína (y eso nuevamente tiene que ver con la escritura). Galanes quizás.

Eso sí, habrá humor y no parece malo. Y aquí el mérito es del actor.

La banda sonora trae a Ivete Cepeda, también debutando, en una canción-tema. No es mi favorita, pero sin dudas tiene público. La despedida, sí no me pareció buena. Es tiempo que exploren el universo musical de la isla, en vez de gastar en música original. Quizás encuentren alguna que otra perla…

De todos modos, Latidos… tiene mejores credenciales que sus 5 ó 6 antecesoras y, podría convertirse en un punto de partida para otro tipo de dramatizado, más orientado al entretenimiento, sin descuidar la calidad, tanto la formal como la temática. Sólo Dios sabe cómo sigue esta otrora Vereda tropical, su título original. Pero se le puede dar un chance. Si se lo dieron a Cuando el amor

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