La fuerza está en Manolito



Por: Antón Vélez Bichkov 

La fuerza está en Manolito. Quien vio los dos nuevos concursos que se iniciaron el fin de semana se dará cuenta que no son los recursos o la filosofía de RTV Comercial, sino la personalidad artística, lo que marca la diferencia. 

Desde que entró de lleno en la parilla, el sello RTV autoriza una mediana expectativa de calidad. Más en los shows, menos en el dramatizado (que sigue por debajo de un estándar internacional, tanto en temática/escritura como en realización).

Sonando en Cuba – lanzado por Rudy Mora – sólo cuajó cuando cayó en manos del director Manolo Ortega y su equipo, que le dieron idéntica sustancia al menos feliz, pero igual de efectivo reality bailable. 

¿Qué pasa, pues, con Colmena TV y Somos familia? pensados con igual despliegue de técnica y medios, pero sin el mismo impacto – al menos sobre mí, que vi ambos y me quedé por la mitad.

Somos familia viene con la misión de darnos, finalmente, el estelar sabatino (y por qué no, emular con los grandes show de la TV latina). 
Evitando la fórmula de chistes y música, tan desprestigiada en estos años, se decanta por la onda del concurso de familias. Su gran plus: una producción fastuosa y un sentido expreso de entretenimiento, que predomina en la cosecha de RTV 
No deja de ser llamativo, pues ésta es una empresa del ICRT y los profesionales son los mismos de la TV Cubana. Señal de que si no se hizo antes, es porque no se quiso. No creo que las condiciones hayan madurado de forma más especial o haya muchos más recursos. Puede que exista más consciencia, pero recursos no. 
Ahora, del dicho al hecho va un gran trecho y lo que vimos este sábado merece un par de comentarios.   

Lo primero que salta a la vista o deberíamos decir al oído es el audio deficiente. Ya lo habíamos notado en Pa’ que suenes, también del cuño RTV e igualmente grabado en un pabellón adaptado de ExpoCuba.

Devenido cuartel general de sus proyectos, por muy ideal que sea, el teatro Astral, no puede acoger más programas. Ello obliga a barajar opciones.
En sus 55 años el ICRT no hizo por proveerse de estudios más espaciosos que los legados por Goar Mestre o Amadeo Barleta.
De todas las posibles (incluyendo Pabexpo y los foros de Cubanacán, considerados para otras producciones), la de ExpoCuba parecería la ideal
(muy a pesar de su distancia, lo que agrega un costo extra y dificultades que en Cuba, no siempre son salvables). Pero no todo lo que brilla es oro.
 
En este primer programa, amén del problema con la acústica, que se tragó a la orquestra (muy años 50, que pide a gritos un audio pregrabado o al menos un formato más moderno), también se hizo evidente una iluminación escasa.

Resuelta en planos generales, mayoritariamente, la imagen resalta la escenografía (que se lo merece), pero pierde calidez. La emisión en 4:9 agudizó el detalle.

No hay la adrenalina de la TV moderna (y diría de siempre), con la expectativas y los nervios de los concursantes que, para colmo, no se presentaron como Dios manda y pasaron buena parte del certamen dando respuestas desde un balcón.

¿Quién ganará el viaje? ¿Cuál de los equipos apoyamos? ¿Por quién lloramos cuando parta? Dramaturgia elemental. Aplicable a cualquier formato.

Está probado que no es el premio, sino los 15 minutos de fama, lo que atrae en los tele-juegos. 

Por muy fuertes que fueran las presencias de Pinelli o Consuelito (y fuertes eran) el público seguía en foco. 

Aquí vi demasiado a Maureen y Marino. Él, engolado como siempre, sin tabla para lidiar con los humoristas. Menos con un Doimeadiós, tanto un plus para cualquier proyecto, como un facilismo con toques de lugar común.  Ella, elegante, locuaz, pero algo parlanchina y distante para mi gusto.

Como casi no conocimos a los equipos, poco nos preocupó si perdían. Los hijos adoptivos lucieron impostados. Con poca integración/función en la competencia. 

Ésta, lució inconexa, y a pesar del ritmo, presentó un tempo interno moroso. Sorpresa XL, vista ese mismo sábado, resultó más dinámica (aunque prueba cuán rezagada está esa manera de hacer TV – lo cual es alarmante pues no todos los programas pueden ser proyectos especiales o priorizados).

De la originalidad de las competencias no hablemos… ¿Qué traigo aquí? (En la viva, con Rejane Supraya). Pero es lo de menos. Lo importante es que entretenga y según parece, el potencial está, lo que hay que pulirlo. 

La Colmena TV le hace honores a su título: ruidosa y confusa. Quizás pasé de esa edad, pero el programa se anuncia de 'los niños a la familia'. Lo mínimo que esperaba era un ABC de la competencia. Una presentación de sus concursantes. Una descripción de los objetivos. Algo que sí hizo Somos... Y a pesar de los extras de la prensa (Granma, Juventud Rebelde y otros, le han dedicado artículos), no logro formarme una idea de cómo funcionará todo. 

El gusto por la modernidad - con collages, intertextos, tiros y cortes osados - se comió la elemental matemática del ¿qué, quién, cómo y cuándo?

Los presentadores, teatrales, declamando sus textos. Hubo alguna que otra pincelada jocosa. La escenografía espléndida. Pero aquí vimos la misma Colmenita de siempre con algunos injertos televisivos. Muchos dirán: pero eso ya es un plus mayúsculo y nuevamente, como con Doime, tendríamos que decir... depende. 

Curioso que se batalle tanto con que los niños canten música de adultos, pero aquí se oyó desde Van Van, hasta ¡el Benny! (¡¿cómo fueee...?! no sé decirte qué pasó) pasando por Tony Ávila. 

Es obvio que el trauma está en ¿de dónde son los cantantes?

No veo como Marilú, La candela y otros hits del Van Van años 70 revividos en los 2000 gracias a un popurrí en vivo se ajusten al gusto infantil. Les gusta a los adultos que hacen los proyectos. Y eso basta. 

'Mejor que tener talento es tener buen corazón', dice la canción y no tengo dudas que ellos tienen un corazón enoooorme...

A estos podríamos sumar La neurona intranquila que con el up-grade reciente, no ganó en frescura. Mucha escenografía nueva, mucha corbata para Baudilio, pero el ritmo sigue intacto. Ahora que RTV lo asumió en grande, valía un tempo más ágil, a tono con los programas de concurso y una visualidad menos estática. Planos americanos y planos medios/ medios cortos -con una gráfica ilustrativa al lado- no ayudaron a sacarle partido al decorado nuevo. Y para colmo abrieron con un error ortográfico (cúal por cuál).

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