Un premio para Francisco…


Recibe Frank Padrón premio de ensayo UNEAC 2016

No todos saben que se llama Francisco, pero todos de un modo u otro lo conocen. Francisco Eduardo Padrón Nodarse – Frank, para nosotros – ya es casi de la familia. De nuestra América (miércoles, cerca de las 10 por CV) o Brasil (los sábados de verano, por el Educativo 1, a las 4) lo acercan a la ‘masa’ que no necesariamente lo sigue en Juventud Rebelde o Trabajadores, con cuyas páginas colabora haciendo reseñas culturales.

Pero su mérito va más allá de la fama mediática que lo acompaña hará unos quince años. Antes de entrar en la TV tenía una carrera sólida en el campo de la crítica al que se sumó su veta literaria, que más que despertar en los 2000, sólo entonces encontró el canal y la difusión que todo autor desea.

Casi quince libros tiene. De los más variados temas que van desde su especialidad: el cine, hasta ¡la culinaria! (¿quién lo diría?) pasando por la poesía – que muchos visitan, pero pocos llegan a conocer – y la literatura (homo)erótica, un género que aquí aún vive sepultado por la herrumbre de la mojigatería. 

A su larga lista de premios que incluyen el 13 de Marzo (en 1986 y 1987); Caracol de la UNEAC (en 1996 y 2002); el de Periodismo Cultural en 1998; el Farraluque de Literatura Erótica (Premio en Poesía 1997, Mención en Cuento 2003) y el Razón de Ser 2004 de la Fundación Alejo Carpentier, se suma el “Enrique José Varona” de ensayo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) de este año 2016, recién salido del horno y sobre el cual dialogó El blog de la hormiga con él a pocos minutos de su entrega formal: 

Ya tienes varios lauros Frank ¿es este uno ‘más’ o tiene algo especial?  

Este es un galardón muy estimulante pues viene de la UNEAC, una organización a la que pertenezco desde 1987, o sea llevo casi 30 años de integrarla; celebro con este libro una membrecía activa en la organización de los artistas y escritores cubanos; como no creo mucho en el azar, un año antes de recibir mi carné en la asociación de escritores (después integraría otras) ponía el punto final a lo que fue el embrión de este libro: mi tesis de licenciatura en Filología en la Universidad de la Habana.

Pero dado a publicar otros libros fui relegando este, que justamente durmió esas décadas en una gaveta, o bueno, la copia borrosa con la que me quedé pues cuando aquello ni soñar con las computadoras: sabes bien que se escribía a máquina y las copias se hacían mediante papel carbón.

Hace como 2 años decidí retomar el libro: lo mandé a teclear digitalizándolo, y le pasé una mano (o varias) en el estilo, los conceptos, agregué, quité, pulí.

Lo envié a un concurso anterior en el que, aunque resultó finalista no obtuvo el premio pero me sirvieron de mucho las recomendaciones de los jurados, muchas de las cuales seguí y a partir de las cuales volví sobre el texto. Incluso para mi sorpresa, una de los miembros del anterior certamen, la doctora Marta Lesmes, estaba de nuevo en funciones de “jueza” en este. 

Comentando con ella raíz del lauro Uneac me decía que en la nueva lectura a raíz del concurso había notado la mejoría del libro.

¿Y de qué trata…?

La ensayística de Mirta Aguirre… 

Cuyo nombre lleva otro premio que recibiste en el 91…

Sí, el de la Crítica Literaria. Mirta es una de nuestras voces esenciales en el pensamiento cultural cubano del siglo XX, en torno al barroco literario hispanoamericano (Cervantes, Sor Juana, Góngora…), algo que se prolonga con el análisis sobre ella misma como una escritora barroca contemporánea, que heredó no poco de sus estudiados y también los nexos que descubrí respecto a una parcela no menos rica en su obra: la poesía.

Ella es de esas ensayistas que constituyen un paradigma, de una estatura a la que siempre he aspirado de modo que siempre ha sido un ejemplo a seguir por mí, en esto de combinar la imagen tropológica con el rigor científico dentro del ensayo, que este nunca sea un informe árido de laboratorio, sino una lectura que se disfrute como se hace de un buen poema o una buena novela. 

¿Es cierto que hubo alguna reticencia con su figura? 

Como sabemos, Mirta cometió errores en su manera de entender y proyectar la política educacional y cultural de su momento, pero ello no puede nublar sus innumerables aciertos y sus estudios que siguen y seguirán siendo de utilidad e inspiración para quienes nos dedicamos a estas materias. Aspiro que De la letra a la esencia: Mirta Aguire y el barroco literario, como se titula el libro, sea un modesto aporte a ese (re)conocimiento.

El premio, además de disponer de un necesario aporte en metálico, verá la luz por Ediciones Unión – la casa editorial de los artistas cubanos.  

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