Una buena crónica...


La radio cubana está urgida de libretos, pero no hace mucho para procurarlos. En tal contexto, no ha quedado más remedio que echar mano a viejas novelas y hacer refritos - 'remakes', dicho con mayor elegancia.

Debidamente 'asesorados', sin los contratiempos, ni veleidades del proceso creativo, son guiones 'prêt-à-porter', listos para grabar. Mejor, sólo una reprís, pero no siempre las cintas existen o están en condiciones óptimas.

Poquísimos autores, creo yo, han tenido tanta suerte como Joaquín Cuartas, maestro del melodrama radial, de ver sus obras realizadas una y otra vez. Fuera de Cuba, sólo Delia Fiallo. Dentro, sólo él.

El rey de las versiones tiene ahora al aire Crónica social, una seductora radionovela que ha sabido sobreponerse a todos los escollos que le han quitado brillo a la producción dramática de la radio en Cuba.

En honor a la verdad, Radio Arte no ha sabido darle el toque que las hicieron míticas en Progreso, pero comparadas con su actual Novela de amor, aún mantienen la honra del oficio.

No es ni el tiempo, ni el elenco de otrora. Faltó el narrador adecuado y el reparto - sin desdorar a nadie - es ya lo que 'quedó después de la tormenta'. La radionovela en Cuba, sigue a ritmo de industria, pero ha perdido el arte.

Grandes como Aurora Pita o Míriam Mier - dos constantes en la obra de Joaquín - dejaron una huella difícil de borrar de la memoria.

Qué hablar de la intencionadísima narración de Marlon Alarcón Santana que, como nadie, supo corresponder al espíritu de ese narrador irónico y dialogante, que si no fue creado por Cuartas, fue llevado a su máxima expresión por él.

Sin embargo, Crónica... - la última de sus versiones - ha sido una agradabilísima sorpresa. Emitida en las tardes de Metropolitana (3 p.m. después de Mezcla) y en emisoras provinciales, el culebrón adaptado al formato de 20 minutos, sólo se resiente por este ajuste*.

Hay capítulos que se van en nada (más cuando el 'cronista' sabe ganarle tiempo al tiempo y producir [buenos] libretos sin realmente producir anécdota). 

Otros se acaban en puntos muertos o, incluso, antes de un clímax previsible que difieren para el siguiente episodio, haciendo evidente que faltó pericia cuando se le pasó la mano.

En todo lo demás, si no emula con la versión original, mantiene en alto los estándares del folletín radiado.

Con un texto delicioso, que evidencia ya una consagración en lo dramático y radial, vemos a un Cuartas 'maduro', en manos de actores que le hacen los honores - en particular, aquellos no habituales ante los micrófonos.

Mirta Lilia Pedro, Tony Arroyo - con gran experiencia en el medio- y en especial Tamara Morales, a la que hemos oído esporádicamente en las producciones Radio Arte, le quitan a sus actuaciones el barniz radiofónico y sus roles ganan un sabor más natural que acerca a la vida las emociones de un melodrama explícitamente rosa...

Quien conoce los diálogos de Joaquín sabe de lo que hablo. 

Melodrama que no obstante se permite su toque de crudeza y el comentario social... como ya es habitual en su obra que va de lo superficial a lo visceral con la naturalidad de las grandes plumas.

Del mismo núcleo es Oneida Hernández que puso todos los recursos de su madurez y ronca voz a una negra curtida por el destino y que aun así amó la vida hasta su muerte.

Leonor Cabal, prueba su gran estirpe, cuando recrea su Serafina Santínez, una criatura viperina, que si la memoria no me engaña fue de la mentada Míriam Mier en la versión original.

Otros 'experimentados' suenan totalmente falsos, a pesar de la proximidad de sus personajes a su experiencia propia.

Rainer Gutiérrez como Leopoldo Duquesne y Alfredo Martínez como Fraginals sacan la cara por una generación que ve a radio con obvio desdén y lo que es peor no es apta para ella. 

Naturales, con voces gratas, bien timbradas y, sobre todo, con talento histriónico, serían la promesa de futuro si el género no estuviera condenado a muerte (al menos eso pienso yo). 

No pasa lo mismo con el ala joven femenina. Voces cascadas, famélicas deslucen la puesta, llevada con buena mano por Manuel Ramírez Heras quien como es de suponer fue el responsable del reparto y de conjurar las artes del personal técnico-artístico.

Yury Betancourt responsable habitual de la grabación, esta vez asume la parte sonora. La mitad del culebrón es su banda sonora, sobre todo los temas de tensión, y Yuri sabe poner los acentos en el momento preciso para que la emoción aflore y fluya.

Matos Alvarado era el narrador que Radio Arte buscaba hace rato. Coloquial en su cotidiano, sufre una metamorfosis ante el micrófono, donde su voz crece y gana los matices de la vieja escuela. La de la narración 'actuada', en que el locutor no es la cámara que ilustra las acciones, sino un personaje más, otro artista. 

Volviendo al autor... Un capítulo reciente, el de la boda de Fraginals y Caridad y muerte de Ambrosia, fue una prueba de pericia. 

Con elipsis típicas del 'radio-lenguaje', Cuartas acomodó en pocos minutos acontecimientos de tanto contraste como un casamiento, la primera noche de nupcias y un funeral y, al mismo tiempo, supo sacarle el zumo a algunos detalles de la psicología humana, sin dejar de cumplir su cometido novelero.

Un menos grande, es que la historia se va dilatando. A la altura del cap. 60 y pico aún no ha cuajado del todo y se sigue presentando por pedazos. El gran punto de giro se dio hace poco. Pero falta... 

Como todas las novelas de Joaquín, Crónica... tendrá una segunda fase con el desarollo de su trama. 

Para un seriado que desborda los 300 episodios, hasta sería aceptable, si no quedara la sensación del 'mientras tanto'. Por mucho que nadie corra antes de gatear, hay muchas cosas que podrían acelerarse.

Pero eso también es parte de un estilo - aún vigente - de acotejar los relatos sin prisa, masticándolo mil veces, antes de empezar a cosechar sus frutos.

Los tempos de los radioescuchas no juegan con los de la televisión moderna y más que una punzante expectativa, la radionovela es una compañía suave, que nos va aireando las soledades.

Los personajes - bastante abundantes para un folletín radial - también aparecen de Pascua a San Juan, garantizándole pocos 'llamados' a sus intérpretes (que, al menos para mí, también debería ser parte de ese escribir con pautas...).

La gran suerte es que por primera vez coincide la asesora Norma Abad que supo 'administrar' los talentos de Cuartas la primera vez y pudo hacerlo la segunda. Quien escribe radio, sabe que una buena asesora es crucial y una asesora como Norma una bendición. 

PS. Apareció una mejor foto, Joaquín ;)


*la mayoría de las radionovelas adaptadas provienen de Tu novela de amor, cuya característica - única en el ámbito radial cubano - es de tener capítulos de 25 minutos.

Crónica social: 200 capítulos después (especial para Cubasí)

Comentarios

Jordanis ha dicho que…
Disculpe mi atrevimiento al escribir pero este tema me apasiona, la novela radial es algo que adoro y que quisiera hacer profesionalmente.
Sin dudas crónica es una excelente radionovela, no he escuchado la de radio arte pero recuerdo perfectamente la transmitida en progreso hace mas de diez años, yo era apenas un adolescente y no me perdí las peripecias de coco Salmeróny los otros personajes.
QQuisiera aprovechar para hablar de mi. Soy un joven estudiante de tea teología del isa, uno de mis intereses mas fuertes es escribir para la radio series, desconozco las maneras de llegar al medio
Podría orientarme usted en este sentido.
Si puede hacerlo localiceme en el 58451772
Muchas gracias de antemano
Jordanos Guzmán.
novoluar ha dicho que…
Atrevimiento ninguno. El espacio es para opinar.

Quien tiene que pedir disculpas soy yo, porque mire el tiempo que he demorado para publicar y responder el comentario.

Es la falta de costumbre, jajaja La gente lee, poco (el tema no está en el boom) y comenta menos.

Siendo estudiante de teatrología, tiene más chances que lo 'tomen en serio' en los medios (aunque estos parecen inexpugnables).

Siento que hay una diferencia entre el teatro y el melodrama radial (televisivo).

La novela tiene su técnica. Técnica que por lo general no se enseña en la academia que es muy conservadora y despectiva con los 'géneros' populares.

Para entrar en la radio o la TV hay que presentar un proyecto, que cumpla con los parámetros del lenguaje radial o televisivo y las necesidades ideológicas de las redacciones.

Esos parámetros se 'aprenden' en cursos o estudiando la técnica, pero la verdad, la verdad ¡a capar sólo se aprende capando! Uno. Y dos: ¡oyendo muuuucha radio!

Aunque las asesoras/directores de hoy digan que hay un sinfín de cosas que siempre se han hecho que 'no se pueden hacer'.

Espero pueda leer el mensaje.