Carlos Cabal: un actor sincero

Carlos Cabal es un hombre sincero. Muy sincero. Y a fuer de ello puede resultar polémico. ¿Y por qué no iba a serlo? 40 años en el mundo de la radio - cumplidos este 2018 - le dan voz y voto cuando el asunto son las cosas del éter. Dueño de un tono suave, melodioso, eternamente joven y, por ende, perfecto para roles juveniles, ha transitado por tantos espacios que se da el lujo de descartarlos. Unos los ha olvidado. Otros prefiere olvidarlos. Pero en todos ha dejado una parte de sí. El blog de la hormiga dialoga, brevemente, con el dinamismo de la web, con Carlos Cabal:

¿Por qué la radio?

La radio fue una constante en mi vida. Desde qué tengo uso de razón se escuchó radio en casa. Más, cuando Leonor, mi hermana mayor, empezó a trabajar en la programación infantil de la radio y la televisión.

¿Has sentido necesidad de otros medios? (teatro, cine, tv)

Claro. Soy un intérprete plural. Uno siente necesidad de expresar. Sea por el medio que sea.

...y cada uno da posibilidades distintas ¿no?

Exacto. Aunque me siento muy cómodo trabajando con la voz, lo que no sólo se limita al medio radial, sino al doblaje (en que también he hecho mucho).

¿Tu primer trabajo?

Lo primero, primero fue por el 78 en Corresponsal Rapilisto...

¿De Progreso?

Sí. Tenía un solo texto, dando una información de un corresponsal infantil.

¿Qué tipo de actor de consideras?

Ante todo, un actor sincero.

¿Sincero?

Sí, muy sincero. "Leer por leer" no va conmigo. Cuando me paro en el micrófono yo soy la persona que interpreto. Aunque no siempre pueda refrendar sus actos.

¿Te gusta que te dirijan? (como cada actor tiene su enfoque...)

No es que me guste. Necesito que me dirijan. No me gusta el facilismo. Siempre aprendo de los directores.

Sobre la obra que hacemos o de la vida. Incluso los señalamientos que se les hacen al resto de equipo los proceso, los analizo y los incorporo, según sea el caso.

En mi experiencia, creo que sin dirección uno se oxida. Es como el entrenador al deportista: mientras más le exige, más rinde.

¿Directores favoritos o con los que hayas sentido más cómodo?

(no lo piensa mucho)

Carmen Solar, mi maestra (con quien hizo durante años al gato Natilla de La familia Pirulí), Caridad Martínez (maestra de La novela cubana), Loly Moreira (una institución de Radio Arte), Pablo Verbitsky (también de la productora, donde dirigió ¡más de 50 mil programas!), Abelardo Rodríguez (de la Novela de las dos), y Ananora Calaza (amiga y colega, que vive en la infancia de muchas generaciones de cubanos).

Creo que aprendí muchísimo de todos ellos.

A la pregunta sobre la directores, le sigue otra - casi obligatoria - sobre los colegas:

¿Colegas favoritos?

Es difícil, pues son muchos colegas buenos con los que he dialogado. No me pongas en ese compromiso (ríe).

¿Grandes actores?

Igual, Cuba está repleta de grandes actores; lo que faltan son los grandes personajes.

¿A quién admiras? (en Cuba, radio, en particular, fuera)

Admiro la ética, la disciplina, el constante aprendizaje y, sobre todo, a las personas inteligentes (que no podría decir que abunden en el medio).

¿Te has sentido encasillado?

Sí me he sentido encasillado. Por mi timbre de voz que tiende a ser jovial, me han encasillado el los 'jóvenes buenos'.

¿Tu género favorito?

La novela cubana contemporánea. Me siento en compromiso con mi tiempo.

¿Tu tipo de personaje favorito?

Los negativos. Sé que todos los actores o casi todos lo decimos, pero es así. Son los mas "sabrosos" de interpretar.

¿Tu personaje favorito?

De los más recientes, Cocó Salmerón de Crónica social. Un regalo para cualquier actor. Como de hecho, todo lo que escribe Joaquín Cuartas.

Aunque no lo escribió para mí (pues Crónica... fue un 'remake', como se dice ahora), me apropié del rol y lo hice mío.

Ahora que te jubilaste... ¿Tu expectativa?

Ahora que me jubilé... Bueno no me retiré, pues lo hice, principalmente, por razones económicas. Artísticamente me da la posibilidad de hacer "gratis" las obras que me atraigan; también los colectivos, creo que soy más maduro, por ende más exigente en los proyectos, sobre todo, porque escasean.

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