Por:
Antón Vélez Bichkov ©
Complaciendo peticiones o explicando lo que a nadie le
interesa entender
Desde
Aristóteles todo relato tiene introducción, nudo y desenlace.
El
de Rudy tiene introducción y desenlace. Pero le falta el nudo.
La
introducción es obvia, porque empieza.
El
desenlace también, porque acaba, pero no necesariamente como consecuencia de la
acumulación de los hechos e incidentes de la historia.
El
nudo es todo aquello que hace que una trama cuaje y avance hacia su
consumación.
Simplificándolo:
una muchacha quiere casarse (introducción), conoce un muchacho (nudo), se casan
(desenlace)
Todo
lo que pase en el medio de cada una de estas partes es el relato.
Sin
planteamiento, sin un norte claro (a dónde se va) no puede haber nudo:
¿Sobre
qué fue este capítulo ocho?
¿Sobre
el ‘tarro’?
¿Sobre
el experimento?
¿Sobre
los que participan en él?
¿Sobre
los motivos que los llevaron a hacerlo?
¿Sobre
el altruismo de los que lo hacen?
¿Sobre
cómo va a redundar en su vida?
¿Sobre
la traición entre compañeras de trabajo?
¿Sobre
los sentimientos fraternales?
¿Sobre
la culpa moral?
¿Sobre
todo eso junto?
Perfecto
¿y cómo se empatan?
Nada
de lo que hubo entre el principio y el final se conectaba con el accidente de
la ayudante (que según Rudy sirve de base al resto de las tramas).
Menos
al ensayo, que carecía de un lazo con las historias personales de los que
decidieron participar en él (aleatoriamente, sin algo especial que los
motivara, salvo aquella, cuyo padre padece Alzheimer y que, como los demás
quedó en el aire, porque no se integra en la anécdota y no se trabaja su línea).
Ni
el desarrollo del experimento influye en sus circunstancias, ni sus
circunstancias influyen en el experimento.
O
sea que cualquiera de las piezas se puede sacar, sin afectar el engranaje.
Y si
se pueden sacar es que estaban por gusto.
En
las películas de catástrofes se presentan una por una las víctimas, pues todas
jugarán un rol en la solución final del reto o representa algo simbólico que morirá
en el desastre.
En los
policíacos de Agatha Christie se hace porque cada uno será sospechoso y, una
vez más, tendrá un papel en el rompecabezas final.
En
el capítulo ocho de ConCiencia presentaron de forma fragmentada,
pero suficiente para captarlos varios pequeños-grandes dramas de la vida que se
podían desintegrar sin problemas, pero integrados no formaban una unidad.
¡Ah,
si la presencia de uno influyera en la resolución del problema del otro, la
cosa cambia!
Estructuralmente
aquí hubo información, información, información, información… Y, de repente, un
momento tenso: la crisis fisiológica de Amparo
(que
no se puede llamar clímax, puesto que no nace del desarrollo de la historia y
cuando pasa no la lleva a una intensidad mayor, al contrario: ella se levanta,
se va y sigue en lo mismo, salvo cuando tomando la ‘decisión equivocada’, se va
con el amante, cuando ‘debía’ irse con el hermano…
Ahora,
me pregunto ¿si se hubiera ido con éste, habría evitado el derrame? No pienso,
por ende, toda la carga moral del ‘equívoco’ se desvanece – la chica priorizó
su vida amorosa, lo cual es su derecho y da la casualidad que en la
esquina le dio una cosa. Punto).
Paradójicamente,
dicho momento fue el que no contó con un anticipo (aunque aquí puede deberse al
factor sorpresa que le quiso imprimir y eso vale).
Sin
información no hay drama. Pero cuando ésta se reduce a informar no vale.
Los
que informan son los periódicos y los noticieros. Las series y el cine cuentan
historias.
El
romance clandestino fue el que más tiempo se robó del episodio y ya venía del
anterior con el que no tenía ningún nexo evidente
(como
tampoco lo tenía la historia del hijo de Soledad, que resulta trabaja en el
CIGB – de la nada – y que debió juntarse a los demás casos de este capítulo,
porque si te perdiste el anterior, no entiendes nada – más porque Rudy no se
encargó de refrescar con detalles el asunto de la exmujer y el niño).
Da
lo mismo si hay o no ensayo. El ensayo es apenas un paño de fondo – a menos que
fuera el catalizador de su situación de salud y eso no está claro.
Se
puede quitar y no cambia mucho ese final moralizante en que el hermano opta por
irse al exterior (con pasaporte azul, ojo, cuando debería ser rojo) como pago a
la ausencia de ésta en la muerte de la madre por un motivo que él desconoce (no
sabemos si sospecha algo) y que a la mayoría le parecerá reprobable más por
estar vinculado a un momento de placer que por tratarse de un adulterio.
En
la cultura occidental el dolor pesa más, mientras que el placer genera culpa.
Si
ella realmente estuviera trabajando habría menos reproche.
Pero
eso lo sabemos Ud. y yo. Leo no y si bien poco puede hacer por su hermana ¿en
coma? su decisión de dejarla es casi tan vengativa como ese ‘Dios’, ‘Vida’,
‘Universo’ que se desquita con ella ‘poniéndola al borde de la muerte’.
Me
recuerda mucho a las lesbianas de La otra cara ‘asesinadas’ tras la
declaración de su opción sexual.
Eso
es melodrama barato de los unitarios de antaño en que un pecado lleva un
castigo.
Contra
el que no tengo nada en contra (siempre que se haga con encanto y maestría).
Pero Rudy sí, lo que se infiere de la altivez con que trata la telenovela y sus
semejantes.
Si
me dicen que la ciencia es el pretexto para contar historias humanas, podría
aceptarlo, pero seguiría esperando algo más que un refrescador de pantalla que
se va con sólo dar un clic.
Comparen
– y sí hay que comparar, porque se trata de creatividad, no de recursos – con Changing
Lanes, la película de Cine de medianoche, que en que la pérdida de una
carpeta desencadena un sinfín de situaciones y, sobre todo, pasiones humanas
que los ponen a decidir, actuar, cuestionan sus principios y, lo más
importante, los transforman como seres humanos.
Cosa
que en ConCiencia rara vez sucede.
(este
comentario nació con el fin de responder a los reclamos de lectores de Cubasí
que deseaban reseñas 'pedagógicas y explícitas' para el espectador promedio;
por más que traté de simplificar el discurso no logré hacerlo potable para un
público que realmente no está interesado en descubrir los valores dramáticos de
la serie y sólo hace lecturas emotivas de la misma; de ahí su estilo y que lo
reservara para mi blog. Espero que Ud. sí lo disfrute y, sobre todo, ¡qué lo
entienda! ;) )
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