La MPB ha muerto... ¿quién la entierra?



© Antón Vélez Bichkov

Que la Música Popular Brasileña (MPB) va cuesta abajo hace tiempo, no hay dudas.

Ahogada por el rock de la segunda mitad de los 80... y rematada por los sertanejos, pagodeiros y cantantes de axé music que, a su vez, se los comieron a ellos al principio de la década siguiente, la MPB seguía impulsada por esos que vieron nacer su estrella en los 70, pero alcanzaron la cubre de la fama y el dinero diez años más tarde.

A partir de 1990 la MPB no dio mucho caldo, aunque sus estrellas siguieron produciendo (incluso, rindiendo que no siempre son sinónimos aunque en apariencia anden cerca).

Pero el pico de esterilidad ha alcanzado su ápice.

Al menos, es la sensación que me dejó el visionaje de una lista (casi una ristra de ajo y cebolla) de los 'nuevos talentos' brasileños.

Divorciado, virtualmente, del universo musical de ese país, me entró picazón por conocer por dónde andaban sus notas y lo que vi no me dejó esperanzas.

Ya el Youtube me daba chispazos. Entre las sugerencias mecánicas (de algoritmo) y las mercenarias (pagadas por las empresas que desean que te aparezcan sus propuestas 'de casualidad').

Esos mismos flashazos me ponían en alerta. Hoy, tengo la certeza de que la MPB ha fallecido y busca a quien le haga el entierro.

Si algo caracterizó a este 'movimiento' informal y al mismo tiempo plural del mundo sonoro brasileño fue la riqueza de sus voces.

Voces. ¡Voces! ¡¡¡Voces!!! De todos los colores. De todos los registros. Para todos los gustos.

Voces. ¡Voces! ¡¡¡Voces!!! Únicas. Exclusivas. Totales.

No hubo y dudo que habrá en el mundo zafra o país con esa colección de gargantas femeninas:

Simone, Bethânia, Gal, Nana, Rita, Fafá, Clara, Alcione, Beth, Nara, Joanna, Zizi, Elis, Leila, Ângela (Rô Rô) (y la Maria que seguía haciendo de las suyas, junto con Elizete Cardoso, que era ya un clásico para aquel entonces, como lo fue Maysa), Fátima, Joyce, Elza, Sandra, Marina, Elba, Zezé...

Incluso algunas medio impersonales como Jane Duboc o Verônica Sabino, conseguían ser lo suficientemente reconocibles como para figurar en un parnaso de la música, porque — realmente — todas tenían un toque de paraíso.

En el lado comercial que no es estrictamente MPB, aunque todo el mundo pecó y se bañó en agua bendita, al salirse o entrar en ella, había una Roberta Miranda (sertaneja).

En el axé Ivete y Daniela, vinieron a sumarse al firmamento en los 90.

El lado masculino también tuvo íconos como Milton Nascimento, Emílio Santiago, Djavan, João Bosco, Ivan Lins, Gonzaguinha, Tim Maia, Fagner, Zé Ramalho, Ney Matogrosso, Caetano, con su suavidad, Gil, incluso Chico Buarque — con su voz 'chinfrim', como la calificó él mismo — o Danilo Caymmi, cuyo grave no fue tan popular como impactante.

Mientras que Nelson Gonçalves — emperador de los cantantes brasileños — venía de un pasado ya distante, Cazuza abría un futuro que resultaría breve, como mismo lo fue el de Renato Russo.

Erasmo y Roberto Carlos, no eran MPB, pero eran voces... peculiares.

Por más 'alienados' que fueran los hit de entonces, había una marca Brasil, difícil de borrar y ahora difícil de hallar en las nuevas propuestas que se pueden hacer en el mismo iglú que se producen los éxitos de Europa, sin que exista mayor marca que son cantados en portugués.

Una característica de esa época dorada de los 80 fue que las estrellas radiofónicas, eran valederas.

En los 90, sencillamente, se empezó a tocar bazofia. Era el precio que tuvieron que pagar las disqueras que, operando con modelo americano, siguieron un camino propio, totalmente ajeno a la mexicanización que reinaba en la América hispana.

Lanzados en el primer cuatrimestre del 2019 la mayoría de los 111 videos que componen la compilación del Youtube acumulan un mar de vistas.

A las vistas, las acompaña el verbo, por lo general, exaltado.

Probando que si hay algo peor que esa pasmosa falta de personalidad de los artistas y su ego creativo es la falta de espíritu de quien los consume.

Si no existe 'mercado', no existe 'estrella'.

Entre las 'novedades' (quizás no tan nuevas, pero ya dije: me divorcié de la música actual de ese país), se filtran algunas 'figuras' descubiertas en la década previa. 

Incluso antes como Adriana Calcanhoto, que es el suspiro de esos años 90 que marcaron la pérdida de rumbo de muchas estrellas de la MPB que, sin embargo, mantuvieron el status.

Ana Carolina, en la versión 2 475 596 de la única canción que ha cantado en su vida.

La anticéptica Luiza Possi. Vanessa da Mata... más interesante.

Sandy, que parecía el fin, haciendo dúos artísticamente improbables (p. ej. con Maria Gadú)

Ivete Sangalo que ha tenido una sobrevida increíble si la comparamos con los colegas de su 'era' y con el tamaño de su 'obra' (su voz, ya lo dijimos arriba, sí merece misas y campanas).

Incluso, Mílton con una pálida versión acústica de Maria, Maria y Gilberto Gil con su nueva 'criatura' (nunca tan inquietante, para quien resultara, como otrora). 

Dirán Uds., que en realidad no dije mucho; que apenas reciclé las emociones y/o nociones de lo ya consumido... pero es que me fue imposible extraer/recalcar o grabar algunos de los nombres.

Todos cantan igual. Todos suenan igual. Todos se disuelven igual en las aguas turbias de internet que multiplican los éxitos, pero los exterminan con idéntica contundencia.

Algunos acuden a viejos trucos de la propia MPB al 'reciclar' canciones brega ('cheas') como Sonhos de Peninha, dándole 'baños de dignidad' (y dejándolas en la desnudez acústica, sin los velos o ropajes del comercialismo). 

Queridos: eso es muy previsible y snob.

Pero mayoría recurre a su musa y canta la 'poesía' de su tiempo que como tiempo deja mucho que desear y como 'tempus artisticus' más todavía.

Es obvio, que ellos no pueden tener la garra de un Chico, un Gonzaguinha o, incluso, de un Cazuza. Ellos viven diferente. Hablan diferente. 'Poetizan' diferente.

No obstante, la simpleza (que no sencillez), nunca ha sido estilo. Es la antítesis del arte que, necesariamente, lleva elaboración y vibra. Es la expresión de cuánto se ha encogido su universo, a despecho de su ostensible e innegable expansión.

Su minimalismo — que ronda la invisibilidad — los torna irreconocibles y realmente pequeños. Muy pequeños.

PS. Por más que mi sensación se base en la generalidad y en la ignorancia (también, pues no deseo familiarizarme con su obra), es una sensación que no se debe echar en la basura.


Mulher 80 - especial de la Globo que reunió a las mejores voces femeninas de la época, algunas de ellas, soslayas de los top actuales de grandes cantantes o divas
Mis análisis y comentarios se basan en lo que para mí fue la era más prolifera de la MPB: los 80. De ahí que me centre en sus figuras, excluyendo grandes nombres del pasado. Descontando la bossa nova, que tampoco huyó de cierto grado de uniformidad, las épocas previas de la música brasileña, incluso con la explosión del samba, no son estrictamente interesantes, con voces, canciones y sobre todo emociones convencionales. 

No significa que no aprecie pieza mayúsculas hechas antes de los 50. Es mi criterio no compartido por la mayoría, supongo que todas ellas se llenaron de color, alcanzaron su verdadero potencial cuando en esos mismos 80 cantantes que sí encararon su producción como 'obra' y con 'concepto', las rescataron en arreglos y estilos más cool, sin restarles su exuberancia o teatralidad (hoy tan perdida, como la canción romántica) y las interpretaron con más bomba, que técnica. Hasta los 70 predominó en el canto brasileño un estilo artificial, engolado, antinatural, que se expresaba no sólo en la forma de vocalizar, sino incluso en la fonética. Muy distante la habitual

Comparados con estos, graves & densos, los 80 resultaban demasiados ligeros y por ello se cree que el rumbo lo perdieron en esa época. Sin embargo, era obvio que había un norte: vender. En los años siguientes, con idéntico imperativo, muchos trataron de redimirse y navegaron en más de un agua, sin resultados expresivos tanto en lo artístico, como en lo mercantil. Por ello, pienso, perdieron el norte. No fueron ni carne, ni pescado. Aunque aún se puedan pescar algunas piezas de su repertorio reformado. Del 2000 en lo adelante, los astros de la MPB no han sabido reinventarse, ni conectarse - a veces textualmente - a los nuevos mecanismos y formatos.

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