Cualquiera resbala y cae o ¡todas fueron cursis! (I)


Ahora que algunas son diablas y otras santas, es bueno recordar lo que hicieron las divas de la Música Popular Brasileña (MPB) en su pasado... ya casi mitológico. Sí, porque después que Zizi Possi 'se convirtió' a la 'buena canción' o Leila Pinheiro está más limpia que un jabón de Castilla, parecería que sólo algunas mancharon sus nobles carreras en la turbias aguas del comercialismo. 

Pero los que tenemos memoria y, sobre todo, no quemamos o absolvemos en la inquisición de la melodía, sabemos de sobra que ¡todas fueron cheas! Al menos una vez en su vida. Y por los mismos y 'espurios' motivos: vender. Demos un salto tres décadas atrás y repasemos carreras y éxitos:




Errei, sim! «A confesión de partes, relevo de pruebas», decimos los abogados. Pero no es estrictamente el ejemplo que pondría a Maria Bethânia en la picota pública. Apenas un preludio inigualable para el asunto que nos ocupa y un modo muy agradable de empezar esta sesión de discos de vinil... 

Tenida por algunos como La Diva, La Mera-Mera, la Mejor cantante de Brasil ('post-Elis') (cuando no lo dicen los fans de la propia Bethânia, de Simone y de cuanta cantante haya surcado los mares de la industria) Gal Costa sigue regia en su vitrina, a pesar de sus no pocas máculas y su pérdida virtual de voz.


Sí, Maria da Graça Costa Penna Burgos, ha perdido la 'gracia'. Su garganta de plata probó lo que en química parecía imposible ¡hasta la 'plata' se oxida! 

Tanta herrumbre en una voz alguna vez fue de manantial (aunque a mi madre le parecía de cantora de coplas escabrosas — en ruso chastushky), no ha impedido que neófitos y especialistas la sigan venerando:

Crítica: Alma de Gal Costa canta quando ação do tempo fica evidente (O Estado de São Paulo). 

(traducción: ya no canta, pero debemos seguir su culto...)

A mí, personalmente, me duele. Los fans no parecen ver la diferencia y siguen endiosándola y lo que es peor haciendo malabares para hacerlo creíble: «se reinventó», «acentúa los graves», «derrota el odio» (como único sea de ella, a su propia persona).

La deidad del Cinema Olympya y otros temas intrincados de sus ¿psicodélicos? años 70, tan pronto se volvió 'voz oficial de Brasil', tras su disco-exaltación Aquarela do Brasil (1980), dedicado a Ary Barroso, empezó a amenizar el repertorio y, sobre todo, haciéndose un altar para su futura gloria.

A partir del 78 ninguna fue igual. El cielo color de plomo fue abriéndose y la luz del cambio (el verano que anunciaba la Cigarra de Simone) se hizo más clara. 

La mujer ganó espacio. Al menos en los medios y se dio una gran explosión de voces femeninas entre las que se destacaban otras cantantes, luego estrellas que potenciaron ante todo su lado amoroso y sensual. 

Era la señal de los tiempos. La propia industria traía otros imperativos y decidió hacerlo con aquellos/as que pusieron la banda sonora de los jóvenes 'comprometidos' de la era dictatorial.

Folhetim de Chico Buarque era un preludio de esa fase erótico-sentimental que derivaría en una 'lluvia de plata', por increíble que parezca


Sé que el resumen es muy arbitrario y el salto muy grande, ya que hubo entre éste y el hit de Ed Wilson & Ronaldo Bastos (¡sobre todo de Bastos! que fue usado como 'pretexto', según algunos, para 'convencerla') un período de 'transición' que se rendía a la fórmula de baladas/canciones elegantes* y músicas de carnaval 

(con obvio toque rural: Festa do interior, Massa real, Bloco do prazer y Pegando fogo todas cantadas con un pragmatismo poco artístico que se reflejó en el desempeño).

Como 'voz oficial', no podía faltar otro samba de la fase laudatoria: Canta Brasil, con lo que se probaba que aquellos discos buenos, muy buenos ya se hacían a modo de coctel: un poco de todo. 

*Meu bem meu mal, Açaí, O amor, Dom de iludir, Luz do sol, Mil perdões, Eternamente grandes clásicos, grandes canciones

Chuva de prata, por mucho que acaricie el oído, es un pecado capital de la canción que sólo podría ser superado por: Um dia de domingo


De Michael Sullivan y Paulo Massadas, a dúo con Tim Maia, fue el # 1 del año 85, año que grabó su segundo disco con la RCA tras dejar la Philips doce meses antes. 

El cambio de disquera, indicaba un cambio de estilo que se volvió brusco. ¡Imaginen, Sullivan & Massadas fueron una fábrica de éxitos! Y como toda fábrica, es proceso es industrial.

Muerta, para suerte suya, en 1982 (sólo así quedó incrustada en la gloria),  Elis Regina exageradamente la diva mayor también tuvo que azucarar su estilo:

  
Manzanero, en versión de ¡Paulo Coelho! le vinieron como anillo al dedo. Me deixas louca buscaba el mismo efecto en una audiencia que ya venía más romántica gracias a los éxitos de Simone que, a mi criterio, le puso el pie forzado a muchas (si bien su verdadera explosión sensual se daría tras la grabación de este tema en 1981 — quizás como parte de un futuro disco). 

Sólo la muerte la salvó de un posible 'suicidio' artístico. Ya que todas, absolutamente todas, tuvieron su Armagedón.

En algunas, eso se hizo más patente, aunque luego se alejaron de su pasado como el diablo de la cruz: 



En audio y video para que no haya dudas que la autora de discos más 'conceptuales' de finales de los 90 y 2000, Zizi Possi fue la que también cantó Perigo (1986) que, para nuestra sorpresa, 'rescató' en una desaguisada versión del 2016 con su verdadero pecado capital en la MPB: la hija Luiza.



Pero esa no fue la única 'mancha' de su hoy depurada trayectoria: aquí una selección de diez éxitos que incluyen Começo, meio e fim, luego grabada por Roupa nouva (incluso en español, como parte de la banda sonora de la telenovela Felicidad), y otras canciones 'demasiado ligeras' según el canon de puristas. 



De estas, sólo Per amore, el único tema radiofónico del disco homónimo dedicado a sus raíces italianas de 1996, tiene un barniz más pulido. El resto, aunque es muy disfrutable, no entraría en ninguna enciclopedia de la música. Por lo menos no por los cánones más rígidos (aunque sea música romántica 'bien hecha' — algo escaso en un mercado lleno de ninfetas y baladas desechables). 


Perfectamente ejecutada esta balada romántica no contó con el soporte audiovisual a la altura como era habitual entonces



Más para el armario de los 'esqueletos'...

Con fama de rigurosa. De Rey midas que vuelve oro todo lo que toca, Maria Bethânia también 'erró'. 

Tras unos 70 igualmente densos, incluso oscuros, como su voz que fue ganando facetas cual diamante bruto, a fines de la década, marcada por la necesidad de 'suceder' en el mercado, junto con grandes canciones de Djavan o Gonzaguinha, se ancló en los éxitos dramático-teatrales de su infancia

Su histrionismo había que sustanciarlo con algo. Tampoco podía echar mano de baladas tontas, ni pegaba con ellas. Bethânia era un monumento. Una montaña que se derrumbaba sobre nosotros con ese grave que nos raspa el alma... Pero, el tiempo pasa y pone su propia música: 



Sei de cor, fue tema de novela (Direito de amar, 1987) y entraba en el álbum Dezembros, producido por Guto Graça Mello y cuyo deber era compensar la discreta zafra de los años anteriores. 

Contrastante con la literal explosión que vivió a finales de los 70, cuando fue la primera mujer en alcanzar el millón de discos vendidos. Con un sencillo. Lo recalcamos. 

El millón 'de verdad' le tocaría con el CD que dedicó a Roberto Carlos en que 'probó' esa capacidad de 'redimensionar' los temas que interpreta.

No es estrictamente una balada despreciable, aunque el saxo meloso no deja dudas que está hecho para tocar en las emisoras. Como Tá combinado (1988), otro hit de novela, que la consagró ¡incluso en Cuba! donde fue un éxito duradero en las emisoras nacionales.



Aunque fuera devota de Ọya, dueña de la plaza y luego de Ọ̀şun, señora de la seducción, su romance con lo comercial y el oyente medio no fue lineal y ante trabajos caros, pero con poca salida, tenía que meter aderezos para traducirse al populacho. 

En un último cartuchazo en la gran industria — que la despidió sin miramientos — grabó el himno de Zezé di Camargo & Luciano: É o amor (conocido en Cuba, en versión hispana del propio dúo Es amor):



A força que nunca seca (1999), álbum de contornos 'sertanejos' ('en serio'), no era, en realidad, la mejor casa para este tema que, incluso con la bendición de la crítica, quedó artificial, a diferencia de las baladas lloronas de los 40-50 que incorporó tan bien años atrás. 

Por ello, era una canción doblemente dislocada: no se inscribía en el repertorio 'elaborado' del CD, ni se ajustaba a la sonoridad que imperaba para aquel entonces en las radios. 

Ni siquiera, cuando era banda sonora de la novela Suave veneno (vista aquí y responsable de que la conociéramos, antes de que repitiera dosis en el filme Dois filhos de Francisco).

Incluso hoy, cuando parece estar por encima del bien y el mal, la Abeja reina, como la conocen sus seguidores, se da el trabajo de producir sonido 'radiofónico': 

Sensível demais, es una prueba...


Esta versión de Nalanda, transmite la verdadera esencia de este temita de Jorge Vercillo:



Amparada por la Biscoito fino, disquera que le dio espacio para su capricho (en sus dos sentidos: el español y el figurado en portugués), la Bethânia sigue en su trono... haciendo discos exquisitos, pero repetitivos... 

Pocos la pueden señalar con el dedo. Pero como otras, aunque fuera una vez: resbaló.

(sigue — es demasiado tarde y la lista es demasiado larga... ¡aguarden!) (© Antón Vélez Bichkov) 

Cualquiera resbala y cae o ¡todas fueron cursi! (II)

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