Cualquiera resbala y cae o ¡todas fueron cursi! (II)

Rita Lee es de la legión de intocables. Chispeante, como su pelo rojo (hoy gris, por la ineludible acción del tiempo), ‘La reina del rock brasileño’, pasó por varias etapas, pero siempre con la ironía, incluso un toque de acidez a flor de labios.  

Fue Mutante, fue Tutti Frutti. Tuvo dúos efímeros y circuló entre la crema y nata de la MPB, como miembro legítimo desde el 'principio', cuando todos eran 'chicos' no obstante a su natural y posterior grandeza.  

Por más ‘divina’ que fuese, su destino no podía ser diferente a los músicos de su generación. Entre otras cosas, porque era una cuestión de etapas. Ya lo hemos dicho. La de los 70 — ‘cabeça’. La de los 80 — ‘pura emoción’.  

Absolutamente todos tuvieron que pasar por la canalita y no sólo en Brasil. Si reparamos en el sonido de Silvio o Pablo, notamos tonos y temas más amenos. Un refugio en lo personal. Lo amoroso, descontando lo social o glosándolo de un modo menos militante.  

Rebelde y todo, Rita acató bien las reglas del juego y le supo sacar el jugo.

¿O no es una expresión de pragmatismo social cantar con Roberto Carlos en uno de sus especiales, cuando ya es una figura establecida? 

El mundo de la música, es una selva y la selva tiene un 'rey'. Si el rey te invita a la corte, hay que ir. Incluso si es a tomar agua con azúcar, como fue el caso.  

Al final ¿qué podría alegar si entre el 79 y el 84 — pico de su popularidad — Rita Lee más que frívola fue fresa! Con todas las letras. De la palabra y de sus canciones (compartidas invariablemente con Roberto de Carvalho).  

¿Repugnancia con el dulce? ¡Claro que no!  

El hecho de que fuera autora de sus propios números, quizás la exoneraba y aún exonera de las culpas. Salvo que el texto sea muy lacrimoso, componer siempre es un plus. Como es un plus ejecutar instrumentos. Interpretar, se ve como algo femenino. Tocar y crear como cosa de hombres. 

Esa es otra 'verdad' el mundo de la música, como selva, es masculino. En el audiovisual, el responsable de la puesta tiene más prestigio que el que la concibe, porque la acción, siempre ha sido más valiosa que la reflexión en un universo copado por la hombría y sus imperativos.

Y en eso Rita era bastante eficiente. Por más refrescantes que fueran letra y melodía se nota ese barniz: 

El sentimiento no se toma en serio. Las emociones se disfrazan con sarcasmo. El sufrimiento se asume con espíritu deportivo. Como ella misma dice: sexo é cinema, amor é novela… 

En esos términos, mientras sus colegas eran culebrones, Rita era una serie… de géneros variados.


Puede que su alma se lo pidiera, pero el retorno a sus éxitos de la era roquera, tiene la misma base práctica: lejos de público masivo, Rita debía enfocarse en una audiencia más receptiva, la audiencia de los Acústicos de MTV que, sintomáticamente, incluyeron a Gal Costa, repasando el repertorio de idéntica etapa. ¡Verde con puntas — mercado!

En el 2004 la juventud snob de Brasil no la asumirían cantando cualquiera de estos deliciosos hits:



Exceptuando algunos temas como Ovelha negra, que se consumen por miles en Youtube y otros medios modernos de difusión, el resto es muy light para el tipo de grey.

A pesar de haber sido la única que sobrevivió a la ‘masacre’, con éxitos macizos en los 2000 (impulsados por su estable presencia en las bandas sonoras noveleras), Rita Lee se ha ‘retirado al buen vivir’. No se presenta. Escribe. Cuando quiere, da entrevistas. Sigue irreverente, pero las canas no salen por gusto...

Como la mayoría de las mega-stars de su época fue acogida en la Biscoito fino, uno de los pocos emprendimientos de esta naturaleza que sobrevivió la década. 

Ni la Velas iniciada por Ivan Lins y su letrista Vítor Martins tuvo la vida — en todos los sentidos — de la iniciativa de la empresaria Kati Almeida y la cantante Olivia Hime. 

Ahí, no obstante al perfil ‘exquisito’, volvió a nadar en aguas conocidas y tibias, a diferencia de otras artistas que trataron de blanquear su imagen con discos menos predecibles.

Incluso, cuando volvió a las paradas, fue en un estilo bien familiar ¿o no son Amor e sexo, Tudo vira bosta o Reza, la más fiel y canónica expresión de su estilo?


 
 
 

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A gripe de amor (o sin miedo de ser feliz...)
Amor & sexo — éxito de Celebridad (2004)
Tudo vira bosta — éxito de Señora del destino (2005)    
Reza — éxito de Avenida Brasil (2012) (ya lo era antes de entrar en la banda sonora, incluso, según dicen, destronó a Michel Teló en el iTunes — Ai, se eu te pego, que se pegó de forma increíble en Cuba). 


Leila Pinheiro se abrió paso en la MPB a golpe de bossa-nova y un repertorio que se puede considerar exquisito.  

Entre acordes del piano Yamaha, tan de moda entonces, y algunos sonidos estereotipados de la década, no cayó en la tentación de venderse al primer postor con trabajos poco rigurosos.  

No es una cantante que me encienda el alma y al parecer sucede otro tanto con el gran público que nunca estuvo de su lado. Quizás por ello, tampoco se vio presionada para producir cifras.  

Lo que es obvio (o casi) es que el nombre de Leila no se asocia a ningún gran éxito o tema—clave, cuya sola mención la haga presente.  

Como las cantantes del circuito que podemos llamar alternativo se especializó en versiones entre las cuales ninguna fue tan definitiva o expresiva para lograr ese efecto. Muy a pesar de que por su garganta desfilaron los mayores nombres de la música del Brasil, cuya enumeración haría tediosos el párrafo.  

Del álbum de estreno al segundo transcurrieron tres años (1983-1986). También hubo un cambio de status, pues de independiente fue fichada por la Phillips. Tal vez por ello, sin depravar todo su repertorio, el disco Alma de 1988 empieza con un Bésame (Flávio Venturini, Murilo Antunes) con intro de guitarra relamida que no deja dudas: ¡eso es un tema para las radios!  





En tiempo de tango la versión de Jane Duboc (bastante difícil de distinguir a nivel vocal) fue tema de la novela Vale todo, incluso sonó en las emisoras cubanas, como toda la música del folletín.




A vida corre (1986) — una baladita sencilla que no exige mayores comentarios.




De Gostava tanto de você, que tan famosa se hizo en voz de Tim Maia, no podido establecer el origen. No consta en la discografía oficial de la artista. ¿Será por no ser 'digna' de...? Aquí toda la elegancia y sofisticación se fue por el caño.


A pesar de hacerlo en gran estilo, su versión de Lembra de mim, éxito novelero de Ivan Lins cantando en el disco que le dedicó a él y Gonzaguinha, está pletórica de cuerdas y acordes siderales para hacerlo [comercialmente] onírico. 

El propio álbum, un raro Reencontro, lanzado por la EMI en el 2000, no se pudo sustraer a la tentación de ser repositorio de grandes hits, un Las 10 más de fulano, sin mayor dramaturgia que seleccionar sus temas más conocidos, partidos en dos secciones (una casi incrustada en la otra). 

El tono pop en Iluminados o Vitoriosa las desvistió de su icónico lirismo y las dejó en paños menores. Los metales y las innecesarias volutas de la intro y el final hicieron todo lo contrario con É un himno que no llevaba tanto adorno y sí un vigor de pueblo que obviamente Leila no tiene.

Algo parecido pasó en la sección romántica de Gonzaguinha (Espere por mim, morena, Diga lá meu coração & Explode coração) que esta vez le pedía un tin más de alma. La misma que le pusieron indistintamente el autor, Simone o Bethânia...

Por afinada y cristalina que fuera, su voz no pudo reproducir la vibra que unos versos tan intensos demanda. 

El contraste se hace patente en la última. Entrecortada, por momentos trémula, machucando cada palabra como para recalcar el dramatismo, sólo presente en algunos giros de las cuerdas, Leila no sabe decirla, presa en la limitación de su aparato vocal y en ese fraseo tan atropellado que no ayuda a fluir la letra.

Al final el bossa-nova y lo 'alternativo' también tienen su lugar común y su facilismo.

(sigue la lista es larga... ¡aguarden!) (© Antón Vélez Bichkov) 

Cualquiera resbala y cae o ¡todas fueron cursis! (I) 

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Siempre aplaudimos el poder de análisis y la vasta información del autor , lo cual nos hace desear más. Solicitamos semejantes enfoques sobre Fafá de Belem, Fátima Guedes y Jane Duboc, (la más melosa?)...Frank Padrón