Guzmán: El jurado y su zona de confort

Por: Antón Vélez Bichkov ©

Era mucha tentación pensar que el jurado del Guzmán le diría a Roberto Novo la verdad sobre su pieza. Tras rompernos los tímpanos con una de las letras más embarazosas de todos los tiempos (al menos en la música cubana), sucedió lo esperado:
  Pretexto, la gran sorpresa del concurso, quedó en la polémica zona de peligro y el compositor, laureado, pero invisible, a flote, gracias a la matemática del nombre. 


Con la mirada empapada de recelo, como quien verifica cada coma y al mismo tiempo advierte: «hablen bonito, que yo sé de esto», el cienfueguero escuchó los ditirambos a su obra.
Me atrevo asegurar que no quedó conforme. Pero, al menos, no salió por la trastienda.
No hay que ser especialista para entender que hubo mucha ficción y malabares en estas reflexiones de los jueces.
No hay que ser especialista para entender que los hermanos Novo, aunque cuenten con el crédito del gremio, no entran en la realeza de la trova.
La mejor prueba la da el historial de la propia competencia. Tantas veces enlistados. Tantas veces mimados por los premios. ¿Y qué ha pasado?
Incómodo hasta la impericia, el texto no refleja un arte, ni siquiera un oficio aventajado.
Se pierde en imágenes de pobre hechura, le falta un hilo narrativo y para rematar nos violenta los oídos con un diptongo pornográfico, por lo mal que suena.
Si no fuera tan vocalmente sucio (te-i-te-a), el tienta de Roberto Novo seguiría sobrando en proporción a la frecuencia de su uso. ¿Qué decir del tiéntame? ¡Para romperse la lengua!
No basta con que esté en el diccionario. Tiene que caber en el coloquio. En la frase. Y de ser posible, en el imaginario colectivo de la poesía, que acepta muchos pies forzados y al mismo tiempo sabe lo que queda fuera. 
***
No todo el mundo es Chico Buarque para desbaratar un pa-ra-le-le-pí-pe-do y acotejarlo, así por partes, en el ondulado cuerpo de un samba.   
Por un inexplicable cálculo, en unas, los géneros santifican los defectos. En otras, no se respetan las más elementales pautas de la eufonía y el buen hacer artístico. ¿En qué quedamos, hay reglas o no las hay, Yianela? 
Una formación musical no implica una iluminación artística. Mucho menos una veta literaria. Por ello, muchas de las grandes canciones de la historia han contado con un compositor y un letrista. Cada musa con su tema.   
La falta de texto o su exceso, siguen siendo los peores lastres de la música criolla.     

La noche ya andaba coja con la sobrevalorada Espera que por un instante se hizo del trono hasta que empató con Giselle, de Abel Geronés.
En un continuo que llevaba pausas breves y marcadas, las estrofas se fundieron, perdiendo el efecto de cada nuevo golpe: Espera... no temas... nos queda...  Arreglo y ejecución no captaron el sensacionalismo calculado de estos verbos.
Lo único que quedó claro era que había inicios de impacto. El resto de la regular letra se desperdigó en una orquestación muy arriba y una interpretación inconsecuente. Carmen Rosa se lo dijo: «no te mandes a correr para que todos te caigan atrás».
Para colmo, la autora cita — ¿sin querer? — La nave del olvido de cuyo estribillo cansón también toma prestado el título:
«Tengo entre mis manos primaveras» « Espera... aún tenemos todo el tiempo de la vida» (Arelis Rivero).
«Espera, aún me quedan en mis manos primaveras/ Para colmarte de caricias todas nuevas/ que morirían en mis manos si te fueras. Espera un poco, un poquito más» (Dino Ramos).  
¿Dónde estuvo el jurado que no se dio cuenta de una pifia tan obvia? 
Hablando de jurado… Con la canción de Geronés, Israel Rojas debió haberse excusado. Él entenderá perfectamente. Digo, si aún recuerda su formación jurídica: quien ya hizo dúo con uno de los concursantes, nunca será un juez objetivo.
El único alegato capaz de resolver este conflicto de intereses, estaría en la tonada misma, mucho más grande en el palco que en el papel.
Intimidado ante la platea, el cantautor pierde la seguridad que le vimos en el video. La mano le tiembla. El gesto vacila. Y aun así logra crecerse y nos brinda una balada entre Sin bandera y Seal (Kiss from a rose). Mejor resuelta en el estribillo que en el cuerpo.
Difícil la canción que… empieza con ese vocablo

Le quedan, no obstante, lecciones por aprender. Una de ellas, que hay muchos temas con nombre de mujer. Giselle inclusive (Raúl Torres, 2008). La otra: que los pinceles no arreglan vidas…  
Otra baja en el sentido poético y la cultura de la palabra, con la cual hay un divorcio… y no precisamente a la italiana.
Las musas, no sólo se suplantan, sino que ya no vienen con frecuencia. Serán problemas del transporte… Señores, no se puede inflar tanto la metáfora.
Y es doblemente doloroso, pues justo ayer los jueces empezaron a emitir criterios. No llego al extremo — absurdo — de decir que el jurado es parcial o está comprado. Ya oí cosas semejantes y no puedo darles la razón. 
Dúo saudade: en la zona de peligro por la lógica de los números


Rehén de un método equívoco, de la producción y sus seducciones, incluso de sus propias trayectorias (que como todo lo estético tiene buenas y malas opciones), el jurado no sale de su propia zona de confort en que lejos de evaluar una canción como hecho musical sólo dispensa impresiones.
No existe una tabla de parámetros que los obligue a aquilatar la obra en sus diferentes virtudes. Se juzga un todo. El mismo que llega al gran público. Sí. Pero eso lo puede hacer la gente.
No es injusto, es irracional que dos composiciones tan dispares como Pretexto y Desengaño terminen en el mismo saco por una cuestión de promedios.
Si se deja al gusto colectivo — como vimos ayer — el dúo muere en la orilla. Le tocaba a los expertos garantizar su presencia.
No vale su excusa de que en la segunda etapa serán más acuciosos, porque el escrutinio debió empezar mucho antes: en la selección tan poco respetable que se hizo de versos mal escritos y títulos repetitivos*.
PS. Siguen los lugares comunes: cuando pensé que el homenajeado era Ramón Veloz, resultó que se trataba de Polo Montañés. *Ojalá, Será, Espera…  
--- Concurso Guzmán: No puedo ser feliz...

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No ha hecho más reviews del Guzmán? Me encantaría leer sus opiniones de nuevo. Muy buenas apreciaciones. Felicidades.
novoluar ha dicho que…
Tan desacostumbrado de ver mensajes por aquí, me perdí este hasta hoy. No... me iba a repetir e iba a sonar a mala fe. Algo lejos de mi propósito, pero cerca de las mentes que leen crítica o son criticados. Gracias por el comentario.